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Me digo, te digo, os digo:

Basta de hacerme creer
que no quiero ser hipnotizado
ni oir voces graves
bajo el andar del tren
que espero. Que no quiero
el aire rebotando contra mi pecho,
envolviendo mi cuerpo en
un sótano poblado de brujerías
y hechizos de voz.
Que subir y bajar implican caminar
en direcciones opuestas. Que tu cara
y tu espalda no entran en un mismo dibujo,
que los nudos no pueden resolverse
en la poesía,
o que necesitamos algo más que
espacio para enredarnos.